miércoles

Reflexión sobre el alma. Desahogo.

No sé cómo explicarlo, me duele alma. Antes no entendía  a las personas que decían que el alma dolía y que se destruía con el pasar de los años hasta  morir por completo, hasta secarse y desvanecerse en los recuerdos que quedan grabados en el aire, como un perfume que nos recuerda a la persona amada o a la desdicha de nuestra vida.

-       -Antes no entendía, pero ahora lo sé.

Cuando el alma duele, se siente un vacio en el estomago que no se llena ni con los más sabrosos y extravagantes caramelos, no se quita ni con agua. Se siente inquietud, desespero, paranoia; ganas de salir corriendo, de arrancarse el pelo, las uñas, la ropa, incluso hasta la misma alma.

Pero aún sigo sin saber en dónde está realmente el alma. El alma que cada noche siento como se sobresalta al iniciar el sueño, siento como se desvela diariamente intentando comprender el porqué no puede ser libre, ni siquiera en los sueños. Ahora, mientras intento dormir trato de ignorarla, de no apodarme de ella y de evitar ferozmente que su tristeza siga invadiendo lo único vivo que queda en mí, mi pensamiento.

No soy un títere del destino, estoy absolutamente cansada de escuchar esa versión resignada e inmadura de asumir las consecuencias de nuestros actos.

Me duele alma, no de soledad exactamente sino de culpa, la culpa de dejar que pase mi existencia así como lo estoy haciendo, en vano. No seré recordada nunca si sigo con esta actitud de in- animación, de desconsideración con mi propia vida.

Hoy me di cuenta que me falta mucho para ser quien quiero ser, pero también aprendí que jamás lo lograré si sigo así.


No hay comentarios:

Publicar un comentario