miércoles

Cosas que quiero...

Yo quiero a alguien que me quiera como soy que no quiera cambiarme aún cuando sea dañina para él, así suene a canción.

Quiero a alguien que busque entenderme y que antes de criticarme, atacarme, incluso compararme ponga por sentado la fe que debe tener en mi.

Quiero a alguien que busque mi boca y que me bese sin preguntar, que me seduzca tan varonil y dócil como si yo fuera la reina de su vida, su ama, su señora, su mujer.

Quiero un hombre que no le de miedo apostar por mi y que nunca sienta que sacrifica cosas por mi.

Quiero a alguien detallista, pero que no busque comprarme y que no intente sacarme en cara sus esfuerzos por complacerme.

Quiero a alguien que desgaste la vida entera sólo escuchándome.

Que no me juzgue...

Que me conozca lo suficiente para que haga sentir única y valorada.

Quiero por supuesto, un amor bonito, divertido y apasionado.

Quiero un amor arriesgado e inteligente.

Quiero un hombre con el valor de decir las cosas como son, pero sin lastimarme.

Quiero a alguien que prefiera mis cosas por encima de la de los demás, que no se egoísta, ni superficial.

Quiero un hombre sutilmente varonil, vanidoso, orgulloso, soñador, inteligente, amoroso, activo y sobre todo luchador.


Quiero a alguien que no sienta vergüenza de mi amor, que me tenga como una prioridad, que siempre sienta que no necesita ocultarme y que esté seguro que el mejor orgullo que puede tener es el de amarme.


Quiero a alguien que me tenga como una necesidad para vivir, y que no busque en otras lo que tiene en mi.


Quiero a alguien que se reinvente constantemente para hacerme sentir que todo en la vida siempre puede ser mejor.


Que busque la manera de ayudarme, aún cuando no tenga mi aprobación y sienta que no sabe que hacer.


Quiero a alguien de mente abierta para entender las criticas y madurar.


Quiero a alguien detallista y para nada reparón de lo que da; que sienta que nada en la vida es suficiente para hacerme feliz y que no importa si hay que gastar la vida en ello, en hacerme feliz.


Quiero un hombre real, sin libretos, con miedos pero con la fuerza suficiente para vencerlos a mi lado; que permita que lo ayude, pero que no espere que todo lo de su vida lo defina yo.


Que no se acobarde ante mis miedos y mis reclamos, que se conmueva con mis lagrimas y que sienta un gran dolor cuando las derramo.


Que no se deje chantajear ni de mi, ni de los demás, pero que sepa que a veces para hacerme feliz es bueno ceder un poco.


Busco una aventura llamada AMOR, y no el amor disfrazado de aventuras.


Quiero vivir de fantasías pero con bases solidas; quiero amar bajo la luna, bajo la lluvia, bajo el verano; que ningún cambio climático sea más fuerte que las ganas de verme.


Quiero a alguien saludable, comprometido, activo; siempre pensando en el que hacer y que sólo vea el descanso como un cambio de actividad.


Que sólo se enfurezca porque me ama demasiado y me extraña mucho.


Que jamás se desespere y que siempre tenga una palabra dulce para mi, aún cuando la razón le diga que me equivoqué.


Que ponga nuestro amor por encima de quien sea o lo que sea.

Hay tantas cosas que una mujer quiere, ojalá pudieras leer mis pensamientos, ver a través de mis ojos y ponerle acción a mis palabras.


Continuará...

martes

SOLEDAD

Hoy he visto mi alma salir por la ventana y he llorado como nadie por verla volar y no poder detenerla.

También he visto llegar a mi soledad porque en estos momentos siento que muero por dentro, sin tener con quien hablar, ni tampoco con quien llorar, lo que me hizo buscar en un intento desesperado este computador tan maltratado por mis descuidos universitarios y lo encendí tratando de quitarme este dolor que me quemaba por dentro, me dediqué a escribir, escribir, para pensar que había alguien escuchándome y que ojalá un consuelo al final de esta carta tal vez yo pudiera a encontrar.

Este es un grito de mi alma, el llanto de un corazón que no sabe como expresar su desesperación, por eso yo sólo quería hablar y desahogarme, para aliviarme un poco, tragándome este llanto que cada día me consume más y que tanto les choca a los que dicen quererme; yo sólo quería tragarme este llanto que si no lo expreso se vuelve mucho más amargo.

Pero es claro que estoy sola, que nadie me escucha y que por supuesto quienes me leen sólo sienten esa profunda lástima que se  le tiene a las personas que ni un paño de lágrimas tienen. 


Por eso, mi soledad y yo hicimos un pacto, el de no volver a pensar en ti. Ni siquiera mencionar tu nombre, para no sufrir más, para no llorar más, para sacarte y arrancarte y volver a conquistar el mundo y ponerlo a mis pies, cuando las migrañas y los insomnios no dañaban mi rostro y no me hacía ver tan demacrada y cansada como estoy ahora; porque aunque no lo crean, la soledad no es un enfermedad sino una renovación espiritual.

 Porque al igual que Fernando Pessoa, sí el poema portugués más famoso de la literatura contemporánea, lo que siento "No, no es cansancio... Es una cantidad de desilusión, que se me entraña en la especie del pensar. Es una sensación abstracta de la vida concreta -algo así como un grito"

Hoy no quiero más, quiero dormir y levantarme cuando sea lo suficientemente fuerte para haber dejado pasado este dolor de no saber que decir cuando mi corazón guarda tantos sinsabores.

Hoy descubrí que definitivamente he dejado de ser quien era y allí está mi soledad.