Literaria

Reflexión literaria

El viento tiene un tatuaje con sabor a muerte

Nuestra eterna compañera, la muerte. Esa circunstancia natural que nos persigue y nos obsesiona, que está como tatuada en el alma y que con cada soplar del viento nos recuerda su olor, su presencia, es indiscutiblemente la razón por la que vivimos y por la que buscamos nuevos horizontes y caminos.

Porque es respirando que sabemos que vivimos y el aire está contaminado de muerte. Tal vez por esto el tiempo se vuelve un factor importante en el diario vivir. Lento o rápido, se respira, se muere, y se desprende por “momentos del mundo de los vivos”. El tiempo es el compás de un movimiento que marca los crecendos, los fortes y los allegros. La vida es una sinfonía que reta a la muerte constantemente, que es cálida, que tiene cuerpo; es un conjunto que camina en una sola dirección, como una orquesta que se rige por la batuta del director.

Cada cabeza es un mundo y cada cuerpo recibe el viento y vibra con él de manera diferente. Igualmente se percibe la soledad, ese hueco vacío que no se llena con personas, con pañitos de agua tibia, con rezos, con canciones. La vida misma se vuelve vacío y el vacío en la intermitencia de la muerte, pero todo se remite a un mundo. A lo que siente un solo individuo. La muerte está en el anonimato de las personas, aún cuando todas sienten casi el mismo miedo a morir.

“(…) no entiendo el arte de actuar frente al mundo como parte inseparable de su existencia”, utilizando máscaras par actuaciones innecesarias y preparando un papel diario que marchita el ser, el yo interior. Ese que se esconde detrás de las cortinas de un telón y que surge al mundo de tentaciones en el momento menos esperado. Que se esconde por temor y que disfraza el mismo miedo entre las mascaras de una nueva actuación.

Aún no sé qué tan clara soy, me propongo entender porqué la muerte es un tatuaje que nació con nosotros, y que con un laser se esfuma en el momento mismo de la muerte. Y la tinta se riega y se evapora con el calor y queda en el aire; luego el viento la transporta y la impregna en los poros de la gente que deambula por las calles como muertos entre vivos, como zombis. “Los espantos saldrán a robarle al mundo su único aliento y ya nadie podrá hablar del día en que la humanidad decidió suicidarse. La muerte reirá victoriosa”.

A veces cuando piensas en la muerte, sólo la observas mientras husmea en las casas continuas, en las familias del prójimo en tu propia existencia. Sonríe victoriosa porque lloras con lo que se esfuma y por quienes no veras nunca más.

La muerte es como una predicción que vuelve a la cabeza constantemente, que fastidia igual que la conciencia, que deja huellas irrisorias en la existencia, vestigios que marcan el último juego de jaque, lleno de miedo y vacilaciones, que luego como un perfume se impregnan en la piel y acompañan a las personas en cada horizonte, en cada edificio que construyen.

Por el miedo, el hombre perdió la curiosidad de conocer la verdad de las cosas, por el miedo, el hombre muere ignorante y ciego. “La muerte, inevitable en la existencia humana, se convierte en un acontecimiento absurdo soportado con ignorancia y pasividad. Y si en una visión universal del hombre, la existencia del mal, o la inexistencia del alma ya no le dieran sentido, la muerte perdería toda comprensión y justificación. Es justamente esta pérdida de sentido que hace que el temor a la muerte sea difícilmente manejable”. 1

Y seguramente cualquiera que se pase un rato preguntando “acerca de qué es la muerte, invariablemente respondería de acuerdo con sus creencias y enseñanzas, pero cualquiera que fuera la respuesta se encontrarían pocos encuestados en condiciones de aceptarla sin objeciones ni miedos. A pesar de que el temor a la muerte parece ser más reciente, ya en el siglo XVIII Jean J. Rousseau sentenciaba: .Aquel que afirma que no tiene miedo a la muerte, miente. Todos los hombres temen a la muerte. Esta es la gran ley de los seres sensibles, sin la cual, toda la especie humana sería rápidamente destruida… Pero esa muerte a la que se teme, ¿es la muerte propia o la muerte del otro?” 2

Pero ¿qué es la muerte? ¿Es el regreso al nacimiento? ¿Es el principio? La muerte es el vacío mismo, es la sensación de un extranjero en un país que no conoce, es la inspiración que se esfuma tras la espiración del último aliento, y la historia que termina cuando los ojos se cierran. Es el camino al futuro, lejos del anonimato, en la tranquilidad de un ritual en donde los dioses observan y escogen a alguien que pueda con el pétalo de una roja acariciar el cielo y evidenciar la verdad.

La muerte es un tatuaje vivo en la piel del mundo, se huele se siente, se corre, se expande entre las imperfecciones del cuerpo a través del viento.

Cibergrafía:

1. http://www.docstoc.com/docs/20622801/Pequeño-ensayo-sobre-la-muerte (Portal web visitado el domingo 9 de mayo a las 4:20 pm)

2. Blank-Cereijido F, Cereijido M. La vida, el tiempo y la muerte. México: Fondo de Cultura Económica; 1988. p. 125-6.

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